Cinco años después de
la presentación en Barcelona de su primer disco “Cambio de Sentido” Dani de
Morón, vuelve a El Dorado, Sociedad
Flamenca Barcelonesa con dos discos más en su haber y una mochila cargada de éxitos para ofrecernos,
esta vez, un concierto en solitario.
A la última criatura la ha bautizado con el nombre de 21, el nombre del siglo, el del tiempo que vivimos. Un disco espléndido, emocionante en el sentido cabal de la palabra. Un disco de cante y guitarra que marca época por la forma y el fondo de su concepción; un habitat donde la sabiduría y la complicidad cabalgan juntos hacia el deleite.
Dani, el de Morón, reúne a 11 de los mejores cantaores y cantaoras del momento y uno a uno, en un aparte, les invita a dialogar de igual a igual, con generosidad mutua hacia lo sublime. Por poner un ejemplo (cualquier otro también valdría), escuchemos la malagueña de Gayarrito que Pitingo canta en el colchón armónico que le prepara Dani y que, a buen seguro, si la escuchara Bernardo, el de los lobitos, sonreiría de gozo y de complicidad. Y es que, como dice Gamboa en el texto de presentación del disco, “Dani, es un virtuoso que no virtuosea. O sea, va a las entretelas; toca de película, con fundamento, porque sabe lo que toca, lo toca niquelao y mostrándose inconfundible, que esa es la clave.”
Concierto de guitarra de Dani de Morón.
Jueves, 18 de octubre de 2018, 20 h. Entrada 12 €, socios gratis.
Sala Sandaru (Buenaventura Muñoz, 21. 08018 BARCELONA).
“Dani el de Morón es ya el de la Tierra y el Cielo prometidos. Se compromete. Se libera y se somete. Las formas heredadas le sirven de sustento remoto que su talento convierte en dibujos tan complejos como maravillosos, diferentes, propios, suyos. Lo épico y lo lírico se conjugan, se confabulan ya sea para penar o divertirse”. Dijo de él, en su momento, el poeta Ortiz Nuevo a propósito de la publicación de su segundo albúm “El sonido de mi Libertad” (2015)... “Se apodera de tu atención y manda, te conduce. Habla con sumo poderío, joven humilde y prodigioso. Se apoya en el compás y lo convierte en canto que baila y en lágrima que ríe. Amalgama la sobriedad con incesante descubrimiento de lo nuevo. Es un guitarrista formidable y un músico cabal”.
Dani de Morón (Daniel López Vicente), nació en Sevilla en 1981 aunque se crió en Morón, donde reside. Sin antecedentes musicales en su entorno cercano, encontró en la guitarra la llave que conectó su curiosidad y sus facultades para la música con el potencial sonoro del flamenco. Después, la amalgama del talento y su tesón marcaron el venturoso camino.
Jueves, 18 de octubre de 2018, 20 h. Entrada 12 €, socios gratis.
Sala Sandaru (Buenaventura Muñoz, 21. 08018 BARCELONA).
“Dani el de Morón es ya el de la Tierra y el Cielo prometidos. Se compromete. Se libera y se somete. Las formas heredadas le sirven de sustento remoto que su talento convierte en dibujos tan complejos como maravillosos, diferentes, propios, suyos. Lo épico y lo lírico se conjugan, se confabulan ya sea para penar o divertirse”. Dijo de él, en su momento, el poeta Ortiz Nuevo a propósito de la publicación de su segundo albúm “El sonido de mi Libertad” (2015)... “Se apodera de tu atención y manda, te conduce. Habla con sumo poderío, joven humilde y prodigioso. Se apoya en el compás y lo convierte en canto que baila y en lágrima que ríe. Amalgama la sobriedad con incesante descubrimiento de lo nuevo. Es un guitarrista formidable y un músico cabal”.
Dani de Morón (Daniel López Vicente), nació en Sevilla en 1981 aunque se crió en Morón, donde reside. Sin antecedentes musicales en su entorno cercano, encontró en la guitarra la llave que conectó su curiosidad y sus facultades para la música con el potencial sonoro del flamenco. Después, la amalgama del talento y su tesón marcaron el venturoso camino.
Primero fue el
baile y acompañó al Mimbre, Canales, Javier Latorre, Manuela Carrasco, Angeles Gabaldón…, después se centró en el
cante y tocó entre otros para Potito, La Susy, Montse Cortés, Guadiana, José
Mercé y sobretodo Arcángel. La guinda la
puso Paco de Lucía cuando en 2007, se lo llevó de segunda guitarra para hacer
la gira de “Cositas Buenas”. En ese y
otros cúmulos de vivencias y saberes, se
doctoró para la etapa siguiente, la de la producción propia y así, en cuatro
años ha publicado tres discos que pautan las etapas de su crecimiento.
A la última criatura la ha bautizado con el nombre de 21, el nombre del siglo, el del tiempo que vivimos. Un disco espléndido, emocionante en el sentido cabal de la palabra. Un disco de cante y guitarra que marca época por la forma y el fondo de su concepción; un habitat donde la sabiduría y la complicidad cabalgan juntos hacia el deleite.
Dani, el de Morón, reúne a 11 de los mejores cantaores y cantaoras del momento y uno a uno, en un aparte, les invita a dialogar de igual a igual, con generosidad mutua hacia lo sublime. Por poner un ejemplo (cualquier otro también valdría), escuchemos la malagueña de Gayarrito que Pitingo canta en el colchón armónico que le prepara Dani y que, a buen seguro, si la escuchara Bernardo, el de los lobitos, sonreiría de gozo y de complicidad. Y es que, como dice Gamboa en el texto de presentación del disco, “Dani, es un virtuoso que no virtuosea. O sea, va a las entretelas; toca de película, con fundamento, porque sabe lo que toca, lo toca niquelao y mostrándose inconfundible, que esa es la clave.”
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