lunes, 28 de enero de 2019

Concierto de Flamenco de Mercedes Cortés y Jordi Flores


Una voz y una guitarra. Después de empezar el año con una programación poco convencional, regresamos a la Sala Sandaru para sentir y escuchar el flamenco es su formato más tradicional. Una cantaora y un guitarrista nos recordarán desde su conocimiento y expresividad que para contar una historia y para trasmitir no es siempre necesario adentrarse en extraños territorios.


Mercedes Cortés, cante 
Jordi Flores, guitarra

Jueves 31 de enero de 2019 
20:00 Hs. 
Entrada 12 Euros (socios gratis)

Sala Sandaru
C/ Buenaventura Muñoz, 21
08018 - Barcelona




Mercedes Cortés (Barrio de La Mina / Sant Adriá del Besos 1976) Cantaora de elegante personalidad, la barcelonesa inició su carrera en los principales tablaos de la ciudad. Siendo muy joven trabajó con Los Farruco. Desde entonces su cante ha mecido el arte de figuras tan relevantes como Cristina Hoyos, Andrés Marín, Jerónimo Maya, Andrés Peña, Juan de Juan, Rafael de Utrera, Javier Latorre o Mercedes Ruiz, actuando en los principales festivales del género y recorriendo escenarios nacionales e internacionales.


Su voz de inconfundibles ecos gitanos es de aquellas que aúnan con exquisito paladar el quejío, la dulzura y la irreductible pasión del cante flamenco. Testimonio de ello son los dos discos publicados hasta la fecha (Fiesta Gitana y Mírame) y sus colaboraciones entre las que cabe mencionar la que llevó a cabo junto a Joan Albert Amargós y Miguel Poveda en Flamenco en Orquesta.

Entre los proyectos que le ocupan actualmente están sus actuaciones con Olga Pericet,  Fuensanta La Moneta, Manuel Liñan y Marco Flores con quien ya visitó EL DORADO SFB en Mayo de 2013 y con quien mantiene una larga y fructífera relación artística.


Jordi Flores (Santa Coloma de Gramanet 1976) se inició en la guitarra flamenca en Barcelona de la mano de Rafael Cañizares para continuar sus estudios en el Conservatorio de Música del Liceo de Barcelona. A los 15 años comenzó a abrirse camino en las peñas flamencas de Cataluña. Al poco tiempo entra a formar parte de la Orquesta de Guitarristas de Barcelona bajo la dirección de Sergio Vicente, grabando con ella varios cd´s como guitarrista flamenco invitado.

Como Mercedes Cortés, en 2002 se mudó a Sevilla desplegando desde entonces una carrera que le ha llevado a recorrer infinidad de países y de escenarios de la mano de artistas como Andrés Marín, Rafaela Carrasco, Andrés Peña o La Chana. Finalista del 1er Concurso de Guitarra de Acompañamiento de la Fundación Cristina Heeren, en 2004 fue becado por esta institución ampliando sus conocimientos guitarrísticos con maestros como Manolo Franco y Miguel Ángel Cortés. Desde entonces, su guitarra ha arropado la voz de cantaores como David Palomar, Jesús Heredia o El Purga.

Son muchos los escenarios que han pisado juntos Mercedes Cortés y Jordi Flores, pareja artística que ya en 2007 ganó el concurso de la Fundación La Caixa cuyo premio era una gira de conciertos por toda España.


EL DORADO Sociedad Flamenca Barcelonesa

miércoles, 16 de enero de 2019

Presentación del Ciclo de cine "El ojo partido" a cargo de Pedro G. Romero


El Dorado Sociedad Flamenca Barcelonesa en colaboración con la Filmoteca de Catalunya abre el año con la presentación del Ciclo de Cine “El Ojo Partido. Forma, informe y deforme entre cinematógrafo y flamenco” según proyecto de Pedro G. Romero que comprende la exposición de 27 películas y un concierto de clausura.



Presentación del Ciclo a cargo de Pedro G. Romero y proyección de las películas Un Perro Andaluz de Luis Buñuel. 1929. 21 min. Fragmento (Tiento) de José Val del Omar. 1970. 3 min. Miercoles 16 de Enero de 2019 a las 20:00 Hs. Entrada libre. Sala Sandaru. Calle Buenaventura Muñoz, 21. Barcelona. 08018


Dice Pedro G. Romero al respecto. El flamenco no es solo una expresión particular de la música y el baile, es también un campo cultural, un hecho social total como dirían los antropólogos. Sólo así se entiende, por ejemplo, cómo el tango se incorpora a su acervo musical desde finales del siglo XIX como un elemento rítmico ajeno pero que los flamencos saben hacer propio. En ese campo expandido se produce una especial concepción estética, que se va mudando a través del tiempo, pero que va manteniendo elementos retóricos y expresiones vitales que lo caracterizan. La relación del flamenco con la bohemia, las vanguardias y la contracultura ha generado significativas producciones culturales a lo largo del tiempo, un campo de fricción y atracción especialmente fértil para entender, en nuestro tiempo, esto que llamamos clases creativas, cognotariado artístico o clases culturales. Este ciclo pretende acercarse a uno de esos episodios, el que se produce en el campo del cinematógrafo, con préstamos y construcciones que conformaron muchos de los rasgos del campo cultural que es el flamenco. El flamenco, su construcción estética, parte a menudo de un malentendido. Para la afición y los propios artistas es un arte de “texto”, sujeto a unas formas muy determinadas y perfiladas, pero desde fuera, desde la mirada exótica -e incluso desde la mirada colonial-, se aprecia como un arte de “acontecimiento”, donde la improvisación, el arranque pasional y la pulsión primitiva lo constituyen fundamentalmente. El cine es un lugar privilegiado para entender las paradojas que fundamentan este malentendido. El cine y el flamenco comparten cronología, al menos desde que Edison filmara las viejas peteneras de la bailaora Carmencita (la primera mujer captada por un dispositivo cinemático) en los albores de ambos géneros. Lo importante, claro, no es sólo cómo el ojo cinematográfico ha captado el flamenco sino cómo el dichoso aparato lo ha construido o contribuido a su construcción al menos. El origen popular y lumpen de este arte, a menudo fuera del campo cultural de las letras, ha privilegiado desde luego la mirada y la imagen frente a la lectura periodística y las novelas, hasta ahora fuentes casi exclusivas para los estudios culturales flamencos. No leían pero si veían. Primero en el teatro y, después, sobre todo, en el cine. Curiosamente el cine fue uno de los primeros competidores comerciales del flamenco, y precisamente por eso, el prestigio del contrincante daba legitimidad y reconocimiento. Ahí estaba la Niña de los Peines compitiendo en el Kursaal de Sevilla con las sesiones de Charles Chaplin o la exigencia de José Cepero y Luis Maravilla, ya en los años treinta, desde la sección de flamenco de UGT, exigiendo que por cada cinco sesiones de cine, se pusiera una de flamencos. Pero, además, desde la valoración de la bohemia (literalmente, lo gitano), la mirada orientalista es compleja en el caso del flamenco, especialmente cuando este es entendido desde el cine de vanguardia. La tensión entre el formalismo y lo grotesco inaugura esa forma de mirar cuando el cine francés -especialmente la llamada “vanguardia impresionista”- fue empujado a filmar en España por causa de la Gran Guerra. Lo español, lo andaluz, lo gitano, o sea, lo flamenco, se convierte en un espacio experimental tanto para el refinamiento de un sublime estético como para la deyección del bajo materialismo. Y esa tensión antagónica entre formalismo e informalismo es, finalmente, la que va construyendo el género con un alcance que hasta ahora no se ha medido con justicia. Como Gerhard Steingress y José Manuel Gamboa han demostrado, París y Nueva York son las capitales privilegiadas desde las que se articula esta mirada constructiva sobre el flamenco. En concomitancia con el pulso general de las artes y las vanguardias el flamenco circuló ahí, atendiendo a formas, discursos y obsesiones muy concretas, excéntricas y sublimes muchas veces, con una determinada función en el reparto de lo sensible. Lo flamenco aparece entonces como espacio de experimentación propia del género musical y dancístico pero también etnográfico, en distintos sentidos: desde la vuelta adánica de cierto primitivismo que nos concilia con el medio natural y las pulsiones básicas hasta la exaltación grotesca que culmina nuestras fantasías lumpen (sexo, drogas, delincuencias). Lo flamenco es entonces un campo cultural, una ficción que toma desde la construcción artística su carta de naturaleza, que va más allá del cante, el baile o la guitarra. El cine mudo, por ejemplo, tuvo que ser flamenco así, con la pantomima y el despliegue semiótico de signos culturales que ambientaba el piano de cada sala con los tópicos que se entendían como música española en cada momento. El flamenco es, entonces, un medio. Igual que el cinematógrafo pero no ligado a la técnica, más bien a ciertas artesanías, a determinadas formas-de-vida, a un entendimiento de la expresión y el lenguaje que no diferencia entre naturaleza y cultura, es más, los concilia, los reconcilia, trabaja disolviendo lo que separa la barbarie de la civilización. Esos son los impulsos que configuran la afición al género, los distingos que produce frente a otras artes y otras músicas populares, esas son las construcciones retóricas que hacen al flamenco. Entendemos nuestro ciclo como un recorrido por los altibajos de esta construcción visual que es el flamenco, desde un cruce entre el cine de variedades y el de vanguardia que lo caracteriza, muy en línea con la modernidad heroica de los primeros ismos, siguiendo esa dialéctica de las imágenes entre forma e informe, antes de que el giro etnográfico (documentales antropológicos, estudios sociales, reportajes turísticos sobre el color local) de los años sesenta fagocitara definitivamente las representaciones visuales del género flamenco.


EL DORADO Sociedad Flamenca Barcelonesa



domingo, 13 de enero de 2019

Juan Antonio Suárez Cano "Canito"


Sabemos que la música es vibración, pálpito, energía… Eso es algo que uno intuye desde que nace a ella, desde la primera vez que siente como su alma resuena con una nana, con una respiración, con unas palmas, con una guitarra. Este jueves visita la Sala Sandaru un músico que nos invita con su guitarra a sentir la música de la misma forma que él la intenta amasar: con naturalidad, sin fronteras mentales, sin pensar en ella.

Juan Antonio Suárez “Canito” Concierto de guitarra

Jueves 17 de enero de 2019 a las 20:00 Hs. 
Entrada 12 Euros (socios gratis)
Sala SandaruCalle Buenaventura Muñoz, 21. Barcelona. 08018.


Juan Antonio Suárez Cano “Canito” (Barcelona 1971) pertenece a esa generación de guitarristas formados en Barcelona que llevados de su inquietud emigraron a otras tierras para seguir su carrera y ampliar horizontes. Tío Remolino –padre- y Manuel Labrador fueron sus primeros maestros y fue aquí, en Barcelona, donde debutó muy joven acompañando el baile de Flora Albaicín en el Palau de la Música. A partir de ahí, su sonanta ha arropado el arte de Manuela Carrasco, Merche Esmeralda, Sara Baras, Niña Pastori, Rocío Molina, Rafaela Carrasco, Javier Barón ó Joaquín Grilo,  entre otros. En 1993 actúa en Japón con la compañía de la bailaora Belén Maya, con quien también participa en la Bienal de Flamenco de Sevilla en un espectáculo homenaje a Antonio en 1994.


Su ecléctica formación le ha llevado a participar en numerosos proyectos y a cultivar disciplinas musicales que van del Flamenco a la Música antigua, el Jazz, la Música Clásica y la Contemporánea. El contacto con todos esos lenguajes, y el poso que los mismos han dejado en su personalidad, se traducen en un sonido distinto y extraordinariamente personal. Porque como él mismo dice <se puede ser libre sin perder nada, sin dejar de ser flamenco, porque el ser flamenco es la persona, y no lo que se haga>.



Su primer disco “Son de ayer” (2008), mereció el reconocimiento de la crítica y del público llegando a recibir el premio al mejor disco de guitarra flamenca de la revista deflamenco. Como compositor ha creado la música para espectáculos de figuras como Merche Esmeralda “Bodas de Sangre” y “Romancero Gitano” presentada en el Teatro Español de Madrid. Contribuye a la música de Más “Allá del Tiempo” y “Asimetrías” de Andrés Marín y “Abrazo”, presentada en Los Ángeles. En el 2000 comenzó a componer para el grupo “Ensemble Hispánico Numen”, con el cual publica “Flamenco Crossover” disco en el que encontramos música flamenca, clásica y contemporánea. A lo largo de su carrera ha recorrido las más prestigiosas salas de conciertos en países como Alemania, Australia, Brunéi, Cabo Verde, Camerún, Costa de Marfil, China, EE.UU, Egipto, Escocia, Filipinas, Guinea Ecuatorial, Honduras, Hong Kong. -Kong, Indonesia, Israel, Jordania, Líbano, Macao, Namibia, Portugal, Reino Unido, Singapur y Siria cosechando importantes reseñas en periódicos tan prestigiosos como el New York Times (Estados Unidos) ó Le Figaro (Francia), Cebú Daily News (Filipinas) o Correo de Sevilla( España).


Todo este bagaje cultural no le ha alejado nunca de su origen puesto que el flamenco ha sido siempre algo natural en su vida desde que nació a la música <En mi casa todos cantaban y bailaban>. Sin embargo, esa mirada abierta <Suelo escuchar de todo pero sobre todo música clásica, cuartetos de cámara y música negra> se corresponde con la actitud vital de un músico que no se siente aferrado a una etiqueta y que vive la música como una experiencia cuyo objetivo último es la búsqueda de la belleza desde la libertad expresiva y la sinceridad.

EL DORADO Sociedad Flamenca Barcelonesa