La
verdad es que a los conciertos de EL DORADO Sociedad Flamenca Barcelonesa el
público viene siempre muy arreglaito. Y
es que hay días que son para ir a la Sala Sandaru de punta en blanco, con la
cara lavá, perfumao y con la camisita
limpia. Limpia y reluciente como la guitarra y las percusiones que íbamos a
escuchar esa noche. Y esa es la cosa, que ahí estaban los socios y amigos de El
Dorado SFB, perfectamente maqueaos,
con la misma sed y con la misma alegría de siempre. Llenando el auditorio para
ver el primer concierto del año.
¡Y
que concierto!
David
Carmona, guitarra flamenca
Agustín
Diassera, percusión (cajón, bodhrán y tinaja udu)
Jueves
20 de Enero de 2018. Sala Sandaru de Barcelona
Fotos: Joan Cortés
Fotos: Joan Cortés
Cuando se apagaron las luces subió al escenario David Carmona, pantalón oscuro y camisa blanca. De momento, se encerró el solito con una soleá tan solemne como luminosa, tan misteriosa como lúcida. Profunda.
Y ahí se ganó al respetable. David tiene eso que en literatura se llama “voz propia”. Su forma de tocar, las armonías con las que alimenta y engalana su música, sus silencios, su pulsación -singularmente la forma en que golpea las cuerdas con el pulgar- e incluso esos rasgueados que cierra de forma tan personal, hacen que reconozcamos de lejos sus andares sonoros, sus hechuras flamencas, su voz.
Durante
toda la noche, tuvo el detalle David de hacer una pequeña introducción a los
temas que iba tocando explicándonos no tanto los palos o estilos que nos iba a interpretar
ni su origen, sino el proceso creativo por el cual ha caminado componiéndolos
hasta concluir con la publicación del disco que venía a presentarnos “Un Sueño
de Locura” (Nuevos Medios 2017).
Siguió
el guitarrista granadino con una taranta íntima, doliente y evocadora. Las
palabras de David sobre el sufrimiento del creador, sobre esa lucha interna por
encontrar el camino, resonaban todavía en nuestras cabezas y tomaban cuerpo en
esta interpretación llena de sentido y de sentimiento.
Para
la ocasión, David Carmona vino acompañado de Agustín Diassera uno de esos locos
maravillosos que dibujan texturas, atmósferas y paisajes con un cajón, un pandero,
una tinaja..
Y con esos mimbres y con muchísima delicadeza pintaron los dos una
noche inolvidable. Porque ya con Agustín en el escenario, David se dejó ir en
unas Alegrías asomándose a esos aires gaditanos y acercándonos la Sal y el acento
ya familiar y presente en todo el auditorio de su admirado maestro Manolo
Sanlucar.
Bulerías
del mixolidio, fandangos de Huelva.. una suerte de diálogo sonoro lleno de
matices, de silencios, de complicidad. David
Carmona y Agustín Diassera enfrascados como dos alquimistas en busca de la
verdad. Los dos, allí, en el escenario, tan cerca y tan lejos. En su mundo. ¿Y
el público? A estas alturas estábamos ya rendidos a la magia, hechizados.
Tocó
David un par de piezas más en solitario: unos tientos compuestos ya hace
algunos años y una tema titulado “Búscate por ahí” con ecos levantinos y donde
vuelve a sumergirse en el modo mixolidio. Con el regreso de Agustín Diassera al
escenario, otra bulería, esta vez con “motivo impertinente” y un tema que en el
disco lleva por título “El detalle” una pieza muy bien averiguá, a ritmo de soleá pero con una cadencia lenta y lejana,
casi de blues.
Para
terminar unos Tangos de su último disco donde ambos instrumentistas se
mostraron tan sugerentes como llenos de picardía. Al finalizar, el público,
feliz y agradecido, se puso en pie para aplaudir a estos dos grandes músicos
que como regalo volvieron a sus instrumentos para cerrar de nuevo al compás de
una traviesa bulería.
Antonio Guerrero
Fotos: Joan Cortés
Fotos: Joan Cortés
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