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El cantaor Antonio Fernández y el guitarrista Miguel Ochando, revelan la esencia de la escuela granadina en El Dorado, Societat Flamenca Barcelonesa.El recital prosigue la programación dedicada a Granada y la figura de Enrique Morente.
Atacaron el concierto con unas Tonás y unas Siguiriyas...
Tonás Siguiriyas
Antonio parecía que se iba a romper y es que tenía muchas ganas de compartir su cante con el público. Despegó tan embalao por los tercios, atacándolos con un tono tan alto, que parecía que estaba a punto de desafinar a cada instante, pero no, sólo nos estaba ofreciendo su estilo que no es otro que el de ir desgranando los tercios caminando por el filo de la navaja, arriegándose en cada recodo de la melodía para nuestro placer. Y es que el registro de la voz de Antonio se demostró tan amplio que nos exclamábamos, gratamente sorprendidos, al calcular cómo estaría de templada su voz tras el rodaje de varios conciertos con el mismo repertorio.
¡Qué suerte la nuestra!
Por Alegrías
Con su disco “Cristal suelto”(Karonte, 2002) el cantaor Antonio Fernández (Granada, 1971) y el guitarrista Miguel Ochando (Granada, 1965) vindicaron con inaudita contundencia la llamada escuela de Granada: los ecos de los cantaores que la construyeron, del remoto Juanito el Gitano a Enrique Morente, y con ellos el genuino sentido clásico, la pulcritud en tonalidades y tempos, así como el espíritu de innovación, que la distinguen respecto a las de Sevilla o la gaditana, entre otras escuelas flamencas andaluzas.
Además de la granaína y la media granaína, y asimismo en el legado de Don Antonio Chacón su cartagenera grande, sorprendían en aquel disco cantes tan atávicos como la soleá apolá y la soleá petenera, o desde luego las cabales de Silverio que constituyen uno de sus mejores números.
Soleá
Granaína a la guitarra
Pero a la vez, en aquel mismo trabajo, Antonio Fernández recordó a Manolo Caracol en sus siguiriyas, a Enrique Morente en la malagueña de la Peñaranda y buscó aún la inspiración más genuínamente popular en los fandangos de Pérez de Guzmán o una magnífica taranta.
Taranta de Almería
Tangos de Enrique Morente
Entre lo fundamental de aquel trabajo, no sólo por su compenetración con el cantaor, cabe destacar, en especial, la contribución del guitarrista Miguel Ochando. Discípulo de Manuel Cano Tamayo, el gran estudioso y teórico del toque flamenco, y formado bajo el influjo de la familia Habichuela, fue requerido a menudo por Enrique Morente, entre otras grandes figuras del flamenco, y suele compartir proyectos y experiencias con otros guitarristas granadinos, en especial con los hermanos Paco y Miguel Ángel Cortés. Con esta, será la tercera intervención de Ochando en El Dorado, después de la presentación de su magnífico disco "Memoria".
Granaína
fandangos
Tras “Cristal suelto”, Antonio Fernández no ha vuelto a grabar ningún disco. En parte porque hace algunos años se apartó de los escenarios, en un gesto de aquellos que un cierto tópico considera flamenco. Pero también porque a pesar de la entusiasta recepción que obtuvo en aficionados y críticos muy atentos, su repercusión no alcanzó el éxito que sus condiciones de cantaor merecían.
Malagueñas-Verdiales
El recital que Antonio Fernández, otra vez al toque de Miguel Ochando, ofreció en El Dorado, Societat Flamenca Barcelonesa, participa del renovado impulso que el cantaor ha dado a su carrera y significó su reencuentro con la afición de Catalunya, donde bien se le recuerdan recitales tan memorables como el del Festival de Nou Barris, en el 2003 y el que ofreció en el Ateneu de Nou Barris en 2005.
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